MARTES 25/08
ACTIVIDAD Nº
ÁREA: EDUCACIÓN VISUAL.
CONTENIDO: EL COLOR
CAPACIDAD: COMUNICACIÓN
PROPUESTA DIDÁCTICA: Observo las siguientes imágenes, marco
con un circulo la obra de la artista Frida Kahlo. LUEGO JUSTIFICA EL POR Qué DE LA ELECCIÓN, en pocas palabras. ¿Cómo te diste cuenta cuál es el cuadro de la
artista?
1- 2-
REPRODUCE LA OBRA ; CON EL MATERIAL QUE TENGAS EN CASA.
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ACTIVIDAD Nº 2
ÁREA: PRÁCTICAS DEL LENGUAJE
CONTENIDO: Obtener mayor información a través del uso de
distintas fuentes.
CAPACIDAD: COMUNICACIÓN
ACTIVIDAD: Registramos recetas dulces saludables.
PROPUESTA DIDÁCTICA: Buscamos una receta dulce saludable, la
registramos y la preparamos. TAMBIÉN MAMA NOS PUEDE CONTAR LA RECETA, PODEMOS
REALIZARLA JUNTOS EN FAMILIA Y ENVIAR EL VIDEO INSTRUCTIVO.
POR EJEMPLO: GELATINA CON FRUTAS.
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ACTIVIDAD Nº3
1-
ÁREA: MATEMÁTICA
CONTENIDO: Exploración de situaciones referidas a las acciones
de agregar, quitar, repartir reunir, partir.
CAPACIDAD: RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS.
PROPUESTA DIDÀCTICA: Sumamos el puntaje de cada partida, registramos el resultado.
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4- RECREO: ¡A JUGAR EN FAMILIA!
Se propone realizar juegos con
material descartable:
· Jugar al voleibol con pelotas de papel
5- LITERATURA:
Cuentos que viaja: EL REY QUE NO
QUERIA BAÑARSE. Autora: Ema Wolf
El rey que no quería bañarse
Las esponjas suelen contar historias
muy interesantes, el único problema es que lo cuentan en voz muy baja y para
oírlas hay que lavarse muy bien las orejas. Una esponja me contó una vez lo
siguiente: En una época lejana las guerras duraban mucho, un rey se iba a la
guerra y tardaba treinta años en volver, cansado y sudado de cabalgar, y con la
espada tinta en chinchulín enemigo.
Algo así le sucedió al rey
Vigildo. Se fue a la guerra una mañana y volvió veinte años más tarde,
protestando porque le dolía todo el cuerpo.
Naturalmente lo primero que hizo
su esposa, la reina Inés, fue prepararle una bañera con agua caliente. Pero
cuando llegó el momento de sumergirse en la bañera, el rey se negó.
-No me baño –dijo-¡No me baño, no
me baño y no me baño!
La reina, los príncipes, la
parentela real y la corte entera quedaron estupefactos.
-¿Qué pasa majestad? – preguntó
el viejo chambelán- ¿Acaso el agua está demasiado caliente? ¿El jabón demasiado
frío? ¿La bañera demasiado profunda?-No, no y no –contestó el rey- pero yo no
me baño nada.
Por muchos esfuerzos que hicieron
para convencerlo, no hubo caso.
Con todo respeto trataron de
meterlo en la bañera entre cuatro, pero tanto grito y tanto escándalo formó
para escapar que al final lo soltaron.
La reina Inés consiguió cambiarle
las medias,-¡las medias que habían batallado con él veinte años!- pero nada
más.
Su hermana, la duquesa Flora le
decía:
-¿Qué te pasa Vigildo? ¿Temés
oxidarte o despintarte o encogerte o arrugarte..?
Así pasaron días interminables.
Hasta que el rey se atrevió a confesar.
-¡Extraño las armas, los
soldados, las fortalezas, las batallas! Después de tantos años de guerra, ¿qué
voy a hacer yo sumergido como un besugo en una bañera de agua tibia? Además de
aburrirme, me sentiría ridículo.
Y terminó diciendo en tono
dramático: ¿Qué soy yo, acaso un rey guerrero o un poroto en remojo?
Pensándolo bien el rey Vigildo
tenía razón. ¿Pero cómo solucionarlo? Razonaron bastante, hasta que al viejo
chambelán se le ocurrió una idea. Mandó hacer un ejército de soldados del
tamaño de un dedo pulgar, cada uno con su escudo, su lanza, su caballo, y
pintaron los uniformes del mismo color que el de los soldados del rey. También
construyeron una pequeña fortaleza con puente levadizo y con cocodrilos del
tamaño de un carretel, para poner en el foso del castillo.Fabricaron tambores y
clarines en miniatura. Y barcos de guerra que navegaban empujados a mano o
soplidos.
Todo esto lo metieron en la
bañera del rey, junto con algunos dragones de jabón.
Vigildo quedó fascinado. ¡Era
justo lo que necesitaba!
Ligero como una foca, se zambulló
en el agua. Alineó a sus soldados, y ahí nomás inició un zafarrancho de
salpicaduras y combate. Según su costumbre daba órdenes y contraordenes. Hacía
sonar la corneta y gritaba:
-¡Avanzad mis valientes! Glub,
glub. ¡No reculéis cobardes! ¡Por el flanco izquierdo! ¡Por la popa…!- Y cosas
así.
La esponja me contó que después
no había forma de sacarlo del agua.
También que esa costumbre quedó
para siempre. Es por eso que todavía hoy, cuando los chicos se van a bañar,
llevan sus soldados, sus perros, sus osos, sus tambores, sus cascos, sus armas,
sus caballos, sus patos y sus patas de rana.
Y si no hacen eso, cuénteme lo
aburrido que es bañarse.
NOS VAMOS A DESPEDIR HASTA MAÑANA!!!
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